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Tomás Pérez Francisco Cada día, Tomás se levantaba temprano, como las tres o cuatro de la mañana. Se iba a ordeñar vacas y al terminar, como a las siete, envasaba la leche para entregarla. Después se bañaba, almorzaba algo y salía a trabajar en el campo. Se encargaba de revisar todo en el rancho donde trabajaba en el municipio de Pantepec, sierra norte del estado de Puebla. Dos días por semana, al terminar la ordeña ensillaba un caballo y salía a otro rancho, donde también trabajaba. Al regreso, las tardes eran de ayudar en la casa y siempre que podía recogía a su hijo Guadalupe a la salida de la escuela. Le gustaba ir por él, le gustaba cuidarlo. Tomás Pérez Francisco nació el 5 de junio de 1950 en Mecapalapa, municipio Pantepec, Puebla. Es el mayor de siete hermanos. Todos en su familia eran campesinos y Tomás empezó a trabajar desde que era niño. Cultivaba maíz y frijol. En los ratos libres le gustaba cantar y jugaba con botes, no tenía juguetes. La familia se mudó a la comunidad Ignacio Zaragoza cuando él tenía 5 años de edad. En ese tiempo nacieron todos sus hermanos y Tomás aprendió a nadar y a montar a caballo. También comenzó a hablar totonaco, le enseñó su abuela Catalina. Comenzó la primaria pero tuvo que abandonarla después del segundo grado porque le tocaba trabajar en el campo; en ese tiempo y en su comunidad, el hijo mayor tenía la responsabilidad de ir diario a la milpa. Aunque ya no iba a la escuela, Tomás continuó formándose solo, era autodidacta. En los ratos libres disfrutaba de jugar basquetbol, de ir a los bailes, de los carnavales. Se interesó por la danza folklórica y se sumó a las clases que dictaba un profesor nuevo en el pueblo. Tanto le gustaba bailar, que Tomás fue aprendiendo más y más hasta ser él quien daba clases. Y bailando conoció a Juana María. Se enamoraron, fueron novios por un año y después se mudaron a vivir juntos. Viajaron a la Ciudad de México a pasear pero allá se quedaron, residieron en la capital -por el metro Pantitlán- durante un año. Fueron tiempos bonitos de estar juntos, conocer, de ir al cine. En 1979 regresaron a su pueblo, Ignacio Zaragoza, en la sierra norte de Puebla. Juana María cuenta que le llevó mañanitas el día que ella cumplió 18 años. Recuerda también un día fueron a pescar y debían atravesar un río pero ella temía al agua, entonces Tomás la cargó en su espalda para cruzarla. Otro día, cuando una prima cumplía años, él llegó sin avisar y muy contento les dijo “¡Vamos a comprar refrescos y festejamos a lo grande”. Sus familiares dicen que Tomás siempre fue amable, platicador y bromista. Un hombre risueño, alegre, pero también muy responsable. Desde que tenía 20 años Tomás había conocido la lucha campesina. Primero acompañando a su madre, María del Pilar Francisco, una de las primeras mujeres en demandar su derecho a la tierra en la región donde vivían. Después Tomás participó en la asamblea de campesinos de Ignacio Zaragoza y el grupo lo comisionó para dar seguimiento a los tramites en la Reforma Agraria; viajó para eso a la capital del estado, Puebla, y a la Ciudad de México. El 2 de junio de 1982, 26 campesinos fueron asesinados en Rancho Nuevo. Casi todas las comunidades de la zona fueron reprimidas, entonces Tomás y Juana decidieron mudarse por seguridad al poblado El Tablón, donde vivía parte de su familia. En 1986, por razones de trabajo se mudaron otra vez, se fueron al rancho Agua Nacida. En 1990 Tomás volvió a participar en luchas sociales. Respaldó a campesinos de la localidad de La Sabana, que habían sido reprimidos y saqueados un año antes, cuando los caciques de siempre les habían arrebatado sus tierras. La tarde del 1º de mayo Tomás iba a caballo, ya de regreso del trabajo a su casa. Había pasado a comprar maíz y saludó a varias personas en el camino. Cuando estaba entre Ignacio Zaragoza y Ameluca, municipio de Pantepec, lo interceptaron varios hombres armados, lo tiraron del caballo y se lo llevaron en una camioneta que atravesó una vereda con destino al rancho Las Palmas, el lugar que el caciquismo municipal y la Policía Judicial del estado utilizaron para reprimir a La Sabana hasta desaparecerla. Aunque las autoridades nunca dieron una explicación, todos supieron el motivo: a Tomás se lo llevaron por apoyar a los campesinos de La Sabana; a Tomás se lo llevaron los caciques y ricos de la zona en complicidad con las autoridades. Tomás está desaparecido desde el 1º de mayo de 1990. Su familia lo ha buscado y ha exigido a las autoridades por él. No han encontrado más que impunidad sostenida con largas cadenas de burocracia. Instituciones como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos no han hecho más que rechazarlos al no querer investigar el caso usando argucias legales. Pero su mamá María del Pilar no dejó de buscarlo hasta su muerte, su esposa Juana, su hijo, hermanos y sobrinos siguen buscándolo. Tomás fue papá de tres hijos. Los dos primeros fallecieron cuando eran bebés y el menor, Guadalupe, nació el 4 de julio de 1983. Guadalupe busca a su padre. No olvidamos. ¡Vivo se lo llevaron, vivo lo queremos! NI PERDÓN NI OLVIDO JUICIO Y CASTIGO H.I.J.O.S. MÉXICO ![]() Nos faltan a todxs ![]() |
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